White Russian & Blue Lines

martes, junio 22, 2010


Complicidad a bordo

Esta mañana, en el paradero, todos los buses que esperaba venían llenos. Por fin, el cuarto en llegar tuvo un espacio para mí, mi cartera y mi mochila. Una vez adentro me acomodé lo mejor que pude hasta ser socorrida por un adolescente que cargó mi mochila. Él y la chica que viajaba a su lado se miraban extasiados de vez en cuando. De pie al lado de ellos sentí que la química era evidente. Él le hablaba sonriendo, ella –que viajaba del lado de la ventana- lo escuchaba, pero no lo miraba todo el tiempo. Esa aparente indiferencia se transformaba en devota atención cuando jugaba con su pelo y clavaba sus pupilas en las de él. Cuando me senté frente a sus asientos, las distancias entre ambos se había acortado. Se susurraban secretos al oído, se reían en complicidad, y entonces pensé “¿por qué no se besan?”.

Cuatro paraderos más adelante las señales de agrado continuaban, pero de besos nada. El señor que estaba a mi lado sonreía mientras notaba que el chico quería dar un paso más, pero algo se lo impedía. Con un gesto coqueto, ella jalaba el cordón de la polera de él, pero nada de eso bastaba. Fue entonces que pensé en lo que costaba dar ese paso. ¿Era difícil besarse delante de extraños en ese bus? ¿Era miedo? Tal vez solo no era el mejor momento. Las caricias en el mentón y la mejilla siguieron, pero al cabo de un rato ella prefirió distraerse con el espejo que traía en su cartera. Era un espejo que tenía la forma de la cabeza de un conejo. Cuando terminó de verse, él tomó las orejas del espejo-conejo y las acarició. También se las llevó a sus labios. “Ahí está tu señal”, pensé esta vez. El semáforo estaba en rojo, el bus se había detenido y yo tenía que bajar. La canción que sonaba en ese momento era una de las más conocidas que tiene Foreigner, Waiting for a girl like you.


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lunes, junio 14, 2010


Cuestión de panes

Soy panera desde que me acuerdo y quizás es un gusto que heredé de mi mamá. A ella le encanta el pan. En el desayuno de un domingo puede sentirse feliz con cuatro o cinco panes. Le gustan todos, pero sus favoritos son los de corteza crujiente y sabrosa como el francés y el ciabatta, y los suaves como el de yema, el de maíz o el integral. A mí me encanta el ciabatta. Blanco o integral, recién horneado en casa o acabado de comprar en la panadería, siempre será uno de mis favoritos. Otras veces muero por el de yema, el coliza, o el dulce chancay.

Ahora que lo pienso, en cada familia existen distintos gustos por distintos panes. En la mía, por ejemplo, mi hermana da lo que sea por sus integrales de forma redonda o sus caracoles mitad crujientes mitad suaves, mi sobrina no cambia por nada su panetón con chispas de chocolate, y nuestra “Big Brown Spot” gusta de todos, aunque su debilidad son las tostadas.

Cuando los papás de J. aún no se habían mudado preparaban unos lonches riquísimos (hasta ahora los siguen haciendo). En el departamento miraflorino la mamá de J. colocaba los más sabrosos tipos de panes al centro de la mesa, su papá o su tía Nora alistaban el café y ambos ayudábamos a poner los individuales, las tazas o los acompañamientos (y cada vez que traían queso de Pachacamac yo me sentía infinitamente agradecida). Al final, el lonche era un momento de los dioses. Para cuando se mudaron a Pachacamac y nosotros nos quedábamos los fines de semana con ellos, llevábamos los ingredientes para el esperado lonche. Siempre era un deleite alistar todo para saborear los panes, el dulce y las bebidas calentitas. Ahora en invierno podría preguntarle a la mamá de J. si nos quisiera invitar (de nuevo) varias tazas de ese chocolate caliente que solo las mamás saben cómo preparar. Después de las veces que lo he probado me convencí de que ella y mi mamá tienen la magia en sus manos para dejarnos maravillados de gusto.

¿Qué pan es el favorito de ustedes? Les dejo dos recetas que encontré en un conocido café miraflorino y que me encantaron. Tal vez me anime muy pronto a prepararlas, pero sobre todo a saborearlas.


Chicken Veggie

- Pan ciabatta blanco
- Pickles (mis favoritos para los sánguches)
- Pimientos amarillos y rojos en tiritas
- Queso mozarella
- Filete de pollo
- Champignones
- Cebolla blanca cortada finamente


Sánguche de pavo y queso

- Pan ciabatta con ajonjolí
- Jamón de pavo
- Queso fundido (una tajada por pan)

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