
Paciencia con el "huésped" ocular
Tengo que lidiar con un incómodo orzuelo desde hace unos días. Pongo cara de puchero cada vez que lo veo de cerquita en el espejo. Apuro su crecimiento -o maduración como dice el médico- para no tenerlo más como huésped. Me da un no sé qué tener que echarle una cremita en gel todas las noches para que se convierta en un "volcán activo" que luego de erupcionar se seque. No me salía un orzuelo desde que era una niña que asistía a los talleres de vacaciones útiles. "Aaah... la vitamina A". Con ella o sin ella, la vista es un sentido para cuidar. Este antipático amiguito apareció después de estar usando unos lentes de sol que me compré en Miraflores. Cuando los empecé a usar los guardé en la cartera sin ningún estuche. Libres, sueltos, mezclándose con otros artículos y contaminándose con gérmenes. Error, grave error. Ahora el travieso orzuelo me guiña el ojo. ¿Qué queda? Solo tener paciencia y esperar a que haga maletas y se vaya.
Etiquetas: inflamacion, lentes, ojo, orzuelo
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