White Russian & Blue Lines

lunes, noviembre 08, 2010


Felicidad a bordo

Este fin de semana fue de los mejores. J. se levantó con muchas ganas de comer un cebiche y me propuso almorzar en el restaurante Punta Sal. Yo nunca había ido, pero siempre que corría por el malecón de Miraflores quedaba fascinada por la vista que tiene el tercer piso de su local. Después de saborear nuestro delicioso almuerzo en la terraza (pídanse el risotto de mariscos, sus piqueos, una leche de pantera y una cerveza helada para brindar, que en nuestro caso fue nuestra consentida cerveza negra) descansamos frente al malecón, con una vista de la playa y saboreando nuestros helados. Fue un almuerzo especial porque, además de ser una tarde perfecta en compañía de mi Liebe, decidimos emprender juntos la búsqueda de nuestro depa. Queremos que sea espacioso, que esté cerca de algún parque y que no esté en un piso demasiado alto. Finalmente, si queremos observar la ciudad, siempre podremos regresar a la terraza del Punta Sal, o encontrar otro restaurante con una vista igual de genial.

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