White Russian & Blue Lines

domingo, mayo 20, 2007


El País de las Sonrisas

Un destino que tiene mucho que ofrecer a través de su historia, de su cultura y tradiciones, y de sus habitantes, es el del país de las sonrisas. De él se dice que es el lugar donde "a thousand little moments make up a single, unforgettable experience". Eso y más es Tailandia. Pero, muy especialmente, eso y más es Chiang Mai.
Fue una tarde que iba a cortarme el cabello que la amable recepcionista de Corte & Café me alcanzó unas cuantas revistas para olvidar la espera. Entre ellas estaba Travesías, un magazine que tenía entre sus incontables destinos que deleitaban la vista, las imágenes del hotel y resort ubicados en la localidad de Chiang Mai, en el norte de Tailandia. La revista no solo abundaba en espectaculares fotografías, sino en información interesante y datos que no demoré en leer. Así me enteré que para saludar a los tailandeses se recomienda poner las manos en posición de rezar, delante de nuestro pecho, mentón o frente, y que este saludo tradicional se llama wai siendo lo aconsejable imitar el wai con que nos saludan.

Para cuando me empezaron a atender, me encontraba envuelta en la capa negra que se anuda detrás del cuello y ya había recibido el ofrecimiento de una taza de café (no, gracias), de una Cusqueña (cómo han avanzado los salones de belleza), un capuccino (mmm, no, tampoco, gracias), una manzanilla (sí, estupendo!). Mientras el estilista hacía su trabajo, me dediqué a imaginar el site del magnífico Mandarin Oriental Hotel, donde seguramente encontraría más información con la que quedaría fascinada. ¿Y saben qué? No me equivoqué.

Un oasis de calma
¿Sabían que existen más de 72 mil líneas por las que discurre nuestra energía vital, de pies a cabeza? Pienso en la palabra masaje. Y en Tailandia, mejor que en ningún otro lugar, saben perfectamente las mil y un maneras de prodigártelos. Se trata de buscar el balance entre los cuatro elementos de nuestro organismo. Sólido: músculos y huesos. Líquido: sangre y secreciones. Aire: circulación y respiración. Fuego: digestión y metabolismo. Buscar la armonía entre ellos. He allí el secreto. Si visitan –antes que el país de las sonrisas- el sitio web del Hotel Mandarin Oriental, conocerán el masaje llamado kuti swedhana o el yoga acuático, los que junto a todos las demás variedades, conseguirán en apenas media hora, aliviar hasta el más insignificante residuo de estrés en nosotros.

Si estuviera alojada en uno de los resort, probablemente ocuparía mi tiempo libre en conocer algo más de este lugar de ensueño. Veo que para un día de paseo en balsa el lugar ideal es el Río Mae Taeng, donde el terreno escarpado se combina perfectamente con las majestuosas caídas de agua que tienen lugar entre los meses de marzo y julio. Pero Chiang Mai no solo nos sorprende por sus actividades al aire libre, sino también por su comida (ver la apetitosa oferta de restaurantes), o por los más curiosos souvenirs que se pueden encontrar a lo largo de sus mercados, bazares o coloridas tiendas al paso, donde numerosos artesanos trabajan con envidiable destreza piezas en madera, plata, papel o seda. Aún no sé si Chiang Mai estará entre los lugares que conoceré antes o después de Leipzig (la tierra donde nació mi bisabuelo Mathias) o de Luxemburgo (el país que descubrí en los libros de Leví Marrero), pero me gusta pensar que en adelante mi mapa de viajes tendrá marcado con un aspa un nuevo y sonriente destino en este punto del continente asiático.