White Russian & Blue Lines

lunes, setiembre 27, 2010


Amor motorizado

El sábado J. me llamó para decirme que lo esperara afuera de casa. No pasaron ni cinco minutos y vi a mi Lorenzo Lamas peruano venir hacia mí en una increíble moto Honda. La vereda era suya y las miradas también. Cuando se quitó el casco lo besé, nos miramos, y encontré ese brillo que tanto adoro en su mirada. Los dos sabemos que una moto no es cosa de juego. Es un tema serio. Ayer, durante el cumpleaños de su tía Elena, sus papás, tíos, cuñados, y primos se lo repitieron muchas veces: "J. dale un uso deportivo”, “para motocross está bien”, “olvídate de manejarla en la ciudad”, “la moto es un peligro, tu vida está primero”, “tú puedes ser un estupendo conductor, pero los otros son las mulas”. Además del casco y otros implementos de protección, lo he encomendado a María, nuestra Madre. Ella nunca nos ha fallado y anoche en sueños me confió que lo cuidará siempre, pero también me dijo que si podemos dejar la moto para subir y bajar los cerros de Pachacamac, la decisión será aún más inteligente.

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