White Russian & Blue Lines

lunes, junio 01, 2009


Lecciones de cocina

Preparar recetas con una sazón de los dioses ha sido siempre una de las mayores cualidades de mi mamá. ¿Herencia de la abuela? Quizás. El hecho es que en el apasionante terreno culinario quien escribe se considera una humilde aprendiz. Fue tal vez animada por ese sentimiento y por sentirme una entusiasta aficionada a la repostería, que me animé a ir a Hiraoka el domingo pasado con mi hermana y mi sobrina.

Desde luego, el otro motivo no podía ser mejor. En casa necesitábamos una nueva cocina eléctrica, así que pensé que esa también sería la mejor oportunidad para aprender a cocinar. Y ya está. Ese día salimos de la tienda con la cocina (¡con un horno que se me hace agua la boca!), un extractor de jugos (que quise comprármelo desde que leí las miles de combinaciones que puedes hacer), y un MP3 (díganme si la música y la cocina no aseguran un resultado estupendo).

Hoy van a ser tres días de mi primera lección de cocina. Aprendí cómo se prepara un arroz con pollo -y su variante, el arroz con carne-, una ensalada de papas y atún y una sopa para la temporada de invierno. La profesora fue mi mamá y espero aprender nuevas recetas (como los provocativos pimientos rellenos de la foto) o llevar uno de los cursos que dictan en el Peruano Japonés o en Cenfotur.

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