Soplando velitas y disfrutando una tarde con "Cantinflas"

Mi mamá estuvo de cumpleaños el 10 de julio. Su santo fue motivo para comer pan con chicharrón en el desayuno. Ni más ni menos. Eso hizo que almorzáramos un pelín más tarde. No pude ver toda la Fórmula 1, pero me enteré que Montoya, Alonso y Raikkonen subieron al podio. Por lo demás, no hubo celebración con champagne, en señal de respeto a las víctimas del atentado en Londres. Me pareció correcto ya que se trataba del Gran Prix de Silverstone en Inglaterra. Mientras tanto, no me puedo quejar de la buena idea que ha tenido Canal 4 de reponer un ciclo con Lo Mejor de Cantinflas. Van dos semanas que veo buenas pelis mexicanas. Primero pasaron "El Padrecito", donde Cantinflas era el sacerdote nuevo que llegaba al pueblo. El Padre Sebas -así se llamaba su personaje- se las traía con su carisma y las anécdotas con los lugareños. Este domingo que pasó, confirmé la buenísima actuación de este comediante mexicano. La escena donde se interpreta la famosa pieza de Maurice Ravel es para verla varias veces. En la peli, Cantinflas interpreta a un abnegado padrino que cuida de su ahijado (el "Chavitas") y para eso se mete en mil y un oficios. Uno de ellos, el de bolerista (los tipos que dan grasa al zapato) lo hace participar, de pura casualidad, en uno de los números musicales del club nocturno (vale anotar que la actriz que lo acompaña viste un vestido rojo espectacular). En otro momento, "la hace" de salvavidas, pero es finalmente una señora (que casi se ahoga) la que lo rescata. Risas aseguradas, no hay duda. Bueno, siendo algo tarde, mañana continuaremos con este natural espacio del periodista: el blog. Ahí nos vemos.